Inuits; cosmovisiones y adaptación

Las condiciones climáticas del área donde se localizan las poblaciones Inuits condiciona fuertemenete su modo de vida.  El frío reinante genera el congelamiento de las capas superficiales del suelo en un proceso conocido como permafrost e impide el surgimiento de vegetación, la base de las cadenas alimenticias terrestres.  La fuente de alimentos proviene entonces de los mares; no es extraño entonces que los Inuits consideren que el origen de todos los animales es este.

En el origen del mundo, tan sólo había un hombre y una mujer, sin ningún animal. La Mujer pidió a Kaila, el dios del cielo, que poblara la Tierra. Kaila le ordenó hacer un agujero en el hielo para pescar. Entonces, ella fue sacando del agujero, uno a uno, todos los animales. El caribú fue el último. Kaila le dijo que el caribú era su regalo, el más bonito que podría hacerle, porque alimentaría a su pueblo. El caribú se multiplicó y los hijos de los humanos pudieron cazarlos, comer su carne, tejer sus vestidos y confeccionar sus tiendas. Sin embargo, los humanos siempre elegían los caribús más bellos, los más grandes. Un día, sólo les quedaron los débiles y los enfermos, por lo que los Inuits no quisieron más. La Mujer se quejó entonces a Kaila. El la reenvió al hielo y ella pescó el lobo, enviado por Amarok, el espíritu del lobo, para que se comiera a los animales débiles y enfermos con el fin de mantener a los caribús con buena salud.
 
El clima condiciona tambien la vivienda ya que no hay muchos materiales de construcción por lo que se utiliza la nieve que además de ser muy maleable es un exelente aislante térmico.

Por otra parte los igloos son contruídos con un ingreso progresivo que permite mantener la temperatura estable al interior de los mismos.  Este tipo de viviendas comienzan a sustituirse apartir de la modernización impulsada por el Estado canadiense. Las nuevas viviendas con calefacción se construyeron

sin considerar que las poblaciones inuts tendrían grandes problemas para adaptarse a los cambios de temperaturas que con facilidad pueden suponer una variación de 30 grados entre el interior y el exterior de la vivienda. Como consecuencia de este fallo en la planificación ha aumentado significativamente la incidencia de enfermedades respiratorias en los inuits.

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