Finalmente llegó el veredicto de la corte internacional de La Haya que afirma que Uruguay violó los procedimientos formales consagrados en el tratado del Rio Uruguay, pero que que las plantas de celulosa no contaminan y seguirán en su emplazamiento original.
La resolución marca un punto final a la parte diplomática de un conflicto que marcó un hito en el manejo de las custiones ambientales.
Como elemento positivo aparece la posibilidad de una vigilancia común para un proyecto potencialmente contaminante; de no mediar este control, como lo es la pastera de Botnia. En la parte negativa la politización del tema que llevò a que los argumentos puramente nacionalistas fueran comunes a ambas margenes del río.
La mayor parte de los uruguayos dejaron de lado la cuetión de el avance de los monocultivos forestales y los efectos que podrián acarrear a largo plazo sobre los suelos y la expulsion de población rural. Argentina por su parte, olvidó que varios emprendimientos de estas caracteristicas funcionan dentro de sus fronteras y que tiene grandes plantaciones forestales en Entre Rios que no tienen otro destino que la industria de la celusosa (el primer mapa muestra la localización de plantaciones).
En el segundo mapa se observa la expansion del regional del sector, tanto en lo que respecta a las plantas como a los terrenos ocupados por plantaciones
Sobre el problema de las pasteras es especialmente recomendable el articulo de Antonio Brailovsky disponible aqui
Debajo un mapa con la distribuciòn mundial de los cultivos forestales en el mundo que pone de manifiesto la importancia de la región en este ramo.