Esto es, el simulacro «precede» o viene antes o por delante de la verdad, la realidad, y de hecho define lo real en sí mismo, al menos para aquellos que creen fielmente.
Desde las geografías postmodernas se observa la tendencia actual de generar espacios que sean referencia de otros que existieron antiguamente o de territorios ficticios que nunca tuvieron su contraparte real. Estas practicas de hiper realidad tienen su máximo exponente en Las Vegas donde un recorrido turístico lo llevará desde el antiguo Egipto, hasta la torre Eiffel, pasando por la Estatua de la Libertad, Disney World (que ya de por sí es una gran simulación) y los canales de Venecia todo sin salir de la ciudad.
La posision de Las Vegas como capital de las ciudades simuladas a nivel mundial esta siendo desafiada por Dubai gracias a sus deslumbrantes megacontrucciones parecen mejorar cada año.
El concepto futurista que las inspira es uno de los argumentos que permite relacionar la zona urbana con un espacio de producción de hiperrealidad.
Uno de los mayores proyectos The World se componen de varias islas artificiales que gana terreno al mar y forman un gigantesco planisferio que se puede observar desde el aire. Cada una de las islas simula las construcciones de un pais, tiene su playa privada y acceso a diversos servicios de alto valor agregado.
Asi se planifica Tahilandia en Dubai
En este caso la migración que sostiene el complejo inmobiliario proviene mayoritariamente de Arabia Saudita. Se pueden observar imagenes de el modo de vida de estas poblaciones al inicio de la película Siriana.
La simulación se vuelve aun más evidente si tomamos en cuenta que las dos ciudades se construyen en espacios sumamente áridos y generan una demanda de agua completamente irracional en relación a los recursos que poseen. Este comportamiento las pone en conflicto con las comunidades que viven en las cercanías.